EL LEGADO DE OBAMA


En la lejanía a principios de este siglo no figuraba un afroamericano como posible timonel del país más poderoso del mundo. En cualquier horizonte se percibían hombres blancos e incluso mujeres que codiciaban a lo lejos la Casa Blanca. Pero en 2004 un Senador de Illinois enloqueció a una multitud con su discurso en la Convención Demócrata. Sus palabras, sus movimientos, su simpatía, su carisma y su energía. Joven a comparación de muchos otros. Era el inicio de un largo trayecto con batallas por aire, mar y tierra.

Yes We Can. "Sí podemos", nacía como la frase esperanzadora de migrantes, afroamericanos, jóvenes. Proyectaba sencillez y liderazgo para combatir las problemáticas mundiales. Reflejaba inteligencia en estrategias para confrontar situaciones adversas. A su lado, una mujer igualmente talentosa. Como su compañero de fórmula, un viejo lobo de mar cuya compañía era una antorcha para proseguir en la vereda transitada y dar luz a los rincones más alejados. Depositando la confianza en él, los demócratas arrasaron en las elecciones presidenciales de 2008.

El 20 de Enero de 2009, Barack Hussein Obama, se convirtió en el Presidente No. 44 de los Estados Unidos de América. Su comunicación política mostrada en campaña fue igual de impresionante una vez al mando de la unión americana. Sus discursos continuaron siendo históricos, construyendo una gran referencia como uno de los mejores oradores que han existido. Desde la sonrisa hasta las lágrimas. Desde la solemnidad hasta un stand up. Bailando tango o con las figuras de Star Wars. Tirando un micrófono o chocando el puño con un empleado. Las poses de Barack fueron de lo más estético para los fotógrafos a quienes facilitó el trabajo y bastante. Llegando a rincones marginados. O donde la enemistad estadounidense se había mostrado por décadas.

Pero más allá de la excelente comunicación política de Obama, sus números muestran el trabajo tejido bajo una cortina donde siempre vislumbraba su imagen.  Recibió un país en una severa crisis y lidió con ello. Pero finalmente no salió tan bien librado. El número de pobres hoy en Estados Unidos es 3.3 millones más que en 2008 y no hay una crisis oficialmente. La deuda pública aumentó un 87% durante su mandato. Un incremento que quizá se vio reflejado en las elecciones pasadas donde se castigó fuertemente al partido demócrata.

Durante el 2016, Washington lanzó en promedio tres bombas cada hora. Sí, tres bombas cada hora, por parte de un mandatario que recibió el Premio Nobel de la Paz. En la campaña resonaron las promesas de terminar con las guerras que desató George Bush. Pero el año pasado Estados Unidos intervino en 136 países con operaciones especiales, esto es una intervención en el 70% de los países existentes. Un incremento del 130% en comparación con la administración anterior.

Una reforma migratoria se tornó muchas veces como una pequeña luz al final del túnel. Pero el final del túnel nunca llegó. A pesar del apoyo latino. A pesar de la respuesta por parte de los migrantes. En la actual gestión se deportaron a más de 2.5 millones de indocumentados: la cifra más grande en la historia de esa nación. También se continuó con la Iniciativa Mérida, firmada por George Bush y Felipe Calderón, donde a México le ha tocado hacer el trabajo sucio al deportar a centroamericanos antes de que lleguen a la frontera con Estados Unidos. Cuidando la imagen de un hombre que ha sabido proyectarla y muy bien al exterior con sus palabras.

Barack ha sido un comunicador extraordinario. Quizá con esa comunicación, muchos no tengan en su mente los datos mostrados. Su oratoria ha sido espléndida y digna de retomar por varios expertos en el tema. Causó una revolución en las redes sociales desde su campaña presidencial, siendo un pionero en el marketing digital político. Sus palabras bien medidas, sus frases bien articuladas, sus párrafos bien estructurados, sus discursos bien dichos. Ahora es el momento de apagar las luces. De ver el asiento que deja. Ese cargo que será ocupado por un hombre contrario en varios aspectos a él. El legado de Obama es excepcional para los amantes de la oratoria, pero quizá no tanto para millones de estadounidenses y migrantes que depositaron su confianza en él y ahora verán como un empresario toma su lugar. Muy pronto las luces se encenderán nuevamente y veremos lo que nuestro vecino país aguarda.

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