Nos despertamos, un año más, con el Sol que intentaba salir pero era perseguido por nubes cargadas de lluvia. En el horizonte lejano se podían percibir mensajes de esperanza. Una rutina más. Año tras año. Palabras cargadas de falsas ilusiones que poco a poco se fueron desvaneciendo. Un México que retrocede, una y otra vez. Cayendo como su moneda. En picada como la producción de PEMEX, donde se vende cada vez más gasolina importada.
El Brexit dio inicio al derrumbe de muros establecidos. Ya han comenzado a caer. Ahí las encuestas comenzaron a "equivocarse". O más bien, a ser vendidas sin surtir un efecto como el que se pensaba, como el que se planteaba o el que se negociaba. No importaron, desde ahí, las estrellas, los rock stars, los políticos, jefes de Estado que encarnaban influencia para un voto sumiso y perverso. Hubo rebelión en la granja y no fue la única. Solo marcó el comienzo de lo que más tarde acontecería en el año.
De las Olimpiadas se habla poco cuando no es negocio. El deporte desde hace rato que ha estado siendo vendido en lugar de disfrutado. No hay grandes emociones sin grandes transmisiones. No hay interés mediático si las dos principales televisoras del país no están involucradas. No trabajamos en equipo. El "ya merito" se ha vuelto nuestro estandarte cada cuatro años en todos los deportes. La experiencia que nunca se concreta o se traduce en éxitos rotundos. Vivimos en un crecimiento eterno y en la adolescencia plena, ciclo olímpico tras ciclo olímpico.
El acuerdo de Paz en Colombia siguió con fuertes golpes al sistema. Mostró las dos caras de escenarios diversos, aún en una misma patria, pero que no comprende la situación de la misma forma. Porque algunos han vivido la guerra desde muy cerca. Otros solo la han percibido a través de los medios de comunicación. Quienes han estado ahí, en medio de las balas, ya no quieren continuar con ello. Pero fueron más y han sido más, quienes no han presenciado esa guerra por la que votaron continuar. Al final los sacrificados seguirán siendo los mismos. Los que se opusieron. Los marginados. Los aislados. No se entiende que la paz no se conquista con más violencia.
Se erigió un candidato en nuestro vecino país que fue tomando fuerza, poco a poco. Contra los pronósticos pero sobre todo contra los sesgos que analistas, votantes y espectadores alrededor del mundo tuvieron, como lo expliqué en un blog, tras su victoria. Un sutil discurso que nunca llegó. La suavidad que pasó muy lejos de un hombre que fue subestimado. Debates que no hemos entendido causan mínimos efectos y no los suficientes como para cambiar toda una opinión pública. Y aún después de la consumación, los medios vendieron la idea que aún había posibilidades de frenar al Presidente Electo en el Colegio Electoral. No pasó. No pasará. Los millones de Wall Street y la clase política no serán suficientes con un magnate.
Se han ido estrellas y han venido estrellados. El hilo que tejía durante muchos años, durante muchas décadas el giro de naciones, ya se está rompiendo. Continua el péndulo desestabilizado. El norte se va al poniente y el oriente marca al sur. Hemos podido presenciar 366 días cruciales para los efectos que puedan surgir no solo en el siguiente año sino en este final de la década. Vivimos el inicio que promete un final aterrador. El derribo de muros por ciudadanos, comuneros y pobladores que no están de acuerdo pero que tampoco saben qué hacer una vez que los derriben. Seguimos el camino que ya empezamos. Habrá que avanzar. Por que esto... ha sido el comienzo de la era post-verdad.
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