PARA NO OLVIDAR



Sensibles cuerpos celestes
sumergidos y desbordados 
en inagotables gotas,
en espontáneos truenos;
los sonidos de las balas
hacen eco y se combinan
a la par de la metralla
acribillando la esperanza.
Ya no hay aurora,
ya la luz describe poco,
ya la oscuridad impera.
Esa tormenta hechizante
que del tiempo es presente
y del pasado traición.
Donde todo es tan poco 
y no impera la razón, 
donde algo es tanto
y se oculta con corrupción,
impunidad, inmunidad, 
de pruebas alteración. 
Mística desdichada,
manos cuyos fusiles 
hirieron el alma
de toda una nación.
Batalla impostergable, 
donde las llagas
carcomen el corazón;
impureza corpórea, 
mental, patriótica, 
fugaz y eterna ambición.  
Se encarna todo rayo
en guantes blancos
de protestas marchitadas;
cuerpos hechos pedazos,
alumnos cuyo rastro
durante tardes sombrías
ha sido maquillado. 
Tlatelolco, que por sangre
aquél día fue bañada;
matanza horrenda,
concebida, planeada, 
encubierta, perpetrada,
vorazmente ejecutada.
En unas cuantas horas,
¿cómo pudieron 
tantos disparos desatar?
¿Cómo pudiste dormir
aquella sangrienta noche
Gustavo Díaz Ordaz?
Si sus voces aun claman,
el fuego se desata,
la llama no se apaga,
solo arde y se sacude,
envuelve el frío,
el rojo fluido,
a madres, a padres,
a jóvenes, a niños. 
¡Maldita sea!
¡No eran terroristas!
¡No eran delincuentes!
Eran mexicanos,
eran estudiantes. 
Mi memoria aguarda, 
para no ocultar, 
para no olvidar,
un 2 de Octubre
para siempre recordar.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario