México es único en un sinfín de aspectos. En nuestro país no nos consume la alegría al ver a un compatriota que avanza y se supera. No. Se intenta hasta lo imposible por ver a nuestro paisano caer. Al mexicano le arde ver a otro triunfar. No se empuja. No se impulsa. Se detiene. Lo intentamos llevar a la mediocridad donde se encuentran los demás y de ahí está prohibido salir. Si se realiza un evento, se intenta boicotear. El trabajo colectivo es nulo y razón fundacional de nuestro avance como sociedad.
No es casual que México no esté acostumbrado a ganar en competencias por equipo. En las olimpiadas de Río de Janeiro que hoy terminaron, nuestro país obtuvo cinco medallas. Todas en pruebas individuales. Un reflejo de como se trabaja día a día en la mayoría de los lugares mexicanos. En cada rincón donde el interés propio está por encima del colectivo. Donde la preocupación por sí mismo sobrepasa cualquier derecho de nuestro prójimo.
El presupuesto de la CONADE para este ciclo olímpico que acaba de culminar fue de 21,288 millones de pesos. El más grande la historia. Pero, ¿dónde se encuentra ese dinero? ¿Por qué algunos atletas pidieron fiados sus uniformes? Las cuestiones anteriores tienen respuesta en que los recursos monetarios llegan a esta Comisión como a las diferentes secretarías federales pero no es usado realmente en lo que se debería. Muestra de ello es el sueldo del titular que asciende a los 129 mil pesos mensuales.
Alfredo Castillo fracasó en el Edo. de México. Fracasó como Comisionado de Seguridad en Michoacán. Pero eso no bastó para dejarlo en la banca. Se le dio un puesto que, con su manejo actual y los resultados en Río de Janeiro deja claro que no tiene ni idea de lo que hace ahí. Un político que formó parte del juego de sillas que hizo el Ejecutivo Federal. Muestra de como se llega a una oficina como la suya. No por méritos. No por capacidad. No por ser experto en la materia. Sino por vínculos, contactos, estrechas relaciones. Esos tratos de cuates y esas cuotas donde los perjudicados son aquellos a quienes se debería atender.
México sigue en el mas o menos. En el nivel medio. En lo regular. En el ya merito. Los cuartos lugares obtenidos lo confirman. Una mentalidad que refleja la de muchos mexicanos. Una presión que no es soportada. Una corrupción con la cual se tiene que lidiar. Tanto en el sistema como con los titulares que no son sostén sino extractor de cada recurso brindado. El botín se reparte entre la esfera política.
No es el momento de buscar culpables. Sino de que muchos asuman su responsabilidad. Ya que resulta una burla que muchos deportistas no cuenten con el apoyo mínimo en uniformes mientras Alfredo Castillo tiene un sueldo de más de 61 veces el salario mínimo. Por supuesto, que por lo menos esperamos su renuncia. Pero de poco sirve si alguien similar llega a ese puesto. Hoy la CONADE requiere de un especialista en ese ámbito. No queremos políticos que dirijan el deporte. Cuyo único mérito sea el ser amigo de Peña Nieto.
Pero el avance que se requiere no se logrará únicamente desde la cúpula de las instituciones. Sino cuando veamos una actitud de fortalecimiento. Tejiendo redes. Armando lazos fuertes. Con críticas que construyan y no que intenten destruir. Con impulsos. Con empuje. No con jalones. Porque así podremos hacer mucho más de lo que hasta hoy hemos hecho. Uniéndonos no solo para las fiestas o para ver a la Selección Mexicana de fútbol. Sino buscando el mayor bienestar y prosperidad para este país. Para cada mexicano. El prójimo. El próximo.
Pero el avance que se requiere no se logrará únicamente desde la cúpula de las instituciones. Sino cuando veamos una actitud de fortalecimiento. Tejiendo redes. Armando lazos fuertes. Con críticas que construyan y no que intenten destruir. Con impulsos. Con empuje. No con jalones. Porque así podremos hacer mucho más de lo que hasta hoy hemos hecho. Uniéndonos no solo para las fiestas o para ver a la Selección Mexicana de fútbol. Sino buscando el mayor bienestar y prosperidad para este país. Para cada mexicano. El prójimo. El próximo.

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