UN AÑO SIN ARISTEGUI

Ahí las horas de un largo silencio. En la oficina, en la combi, en la casa, en el taller. Ya su voz no está. Ya un año desde que aquella mujer audaz y tenaz dejó de transmitir. Un año sin Carmen. Un año dónde su voz se extraña. Dónde enciendo el radio y aquél espacio sonoro ya no es igual. Dónde veo la televisión y extraño aquél rostro tras el micrófono que solía estar de seis a diez de la mañana. Después de los sueños ya no está la periodista que aterrice en la realidad. Ni ella ni su equipo. Ni su voz ni sus investigaciones. Ni sus entrevistas ni sus debates.



Ai Weiwei señala que, "sin libertad de expresión el mundo moderno no existe; solo existe la barbarie". Y ahí la barbarie. Ahí la aniquilación del gobierno. El silencio que propaga el Estado a quienes debería defender su derecho a expresarse. El peligro que todo periodista mexicano teme y no del crimen organizado sino de sus autoridades, de sus policías, de sus gobernantes, de su presidente. Porque en este país más vale callar que incomodar a las élites. Más vale otorgar que investigar a los políticos y empresarios coludidos en casos de corrupción. Más vale decir mensajes pagados que señalar una Casa Blanca o mencionar la palabra: Ayotzinapa. Más vale seguir la inercia de los demás medios que decir la verdad que nadie se atreve a mencionar.

Vivimos en el tercer país más peligroso para ejercer el periodismo. Dónde la protección para ejercer la libertad de prensa solo existe en las leyes pero no es dada. Dónde la impunidad persiste y arrincona a periodistas, columnistas, editores y reporteros. Dónde la investigación de fondo no es llevada a cabo por el miedo a las consecuencias que lleva generarla. Porque los reporteros difunden lo que los de la cúpula prefieren. Porque los editores plasman lo que a la casta política que les paga no les daña. Es así de absurdo, de mediocre. Información que es una burla a la inteligencia de los mexicanos. 

La valentía en un país como este, se requiere para poder decir la verdad cuando los que tienen el poder no quieren que esta se difunda. Se requiere arriesgarse a la censura o la muerte tras un reportaje que involucre a quienes tienen los medios para despedir o asesinar. Porque los datos son muy claros. Según la Federación Internacional de Periodistas, en su vigésimo quinto informe anual publicado el nueve de Febrero pasado, 128 periodistas fueron asesinados en México, tan solo en 2015. Una cifra más del exterminio de la libertad. Que revela el modus operandi de un gobierno que deja en claro como actúa ante la información que ellos tachan de desestabilizadora. Y por supuesto, que lo es. Desestabilizadora para los corruptos. Para quienes otorgan concesiones a cambio de casas. Para quienes hacen favores a sus compadres, amigos y familiares. 

Y aquella valentía que hoy hace falta, la tiene Carmen Aristegui y su equipo de colaboradores. Cuando la despidieron, silenciaron a todo un país. Nos quitaron el derecho a escuchar. Nos quitaron el derecho a descubrir la verdad. Nos quitaron el derecho de las audiencias a contar con un periodismo veraz y crítico. No fue un golpe a una periodista. Fue un golpe a la libertad de expresión. Una vez más, se quitó al mensajero. Un mensajero al que no podían controlar. Un MVS que se doblegó ante la autoridad. 

Hoy no nos corresponde otorgar. Porque solo cuando silenciemos, este Estado de impunidad y censura, habrá ganado. Hoy es recordar un año que ya se ha ido y que no debemos olvidar. Pues ese pesado silencio no debe persistir. Recuperar espacios que nos han sido robados como ese en MVS, es crucial para edificar una democracia auténtica que hoy agoniza. Hoy nos corresponde exigir que el periodismo sea protegido y no acribillado. Porque si no estamos informados nos sumiremos en la ignorancia de un país que no piensa por sí mismo. Y ello no nos lo podemos permitir. 

Aristegui sigue en nosotros. Ahí junto a la Casa Blanca, junto a Ayotzinapa, a Ostula, a Apatzingán. Ahí están sus investigaciones. Ahí sigue su voz. No guardemos un minuto de silencio como quieren lo hagamos. Gritemos, escribamos, publiquemos, tuiteemos, hablemos. Enfrentemos a este Estado de censura y hagámoslo juntos. Por la libertad de expresión que vamos perdiendo y que hoy nos corresponde recuperar. Los espacios que nos han quitado y que hoy debemos recobrar. Los espacios sonoros dónde nuestra voz sea escuchada. Carmen, seguiremos esperándote. Vuelve pronto. #AristeguiTeQueremosAlAire.

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