2015, UN AÑO DECISIVO

El optimismo impera una vez más en nuestros brillantes genios, cuyos pronósticos apuntan a un repunte de la economía. Ignorando los factores externos macroeconómicos. Sepultando las reformas estructurales en una cápsula del tiempo, de la cuál no tendremos que esperar mucho para desenterrarla y ver los fatídicos errores planteados en éstas como premisas del desarrollo nacional.

Con un vecino país que sigue castigando a sus enemigos, haciendo uso de sus organizaciones mundiales cuyo poder ha quedado al descubierto en el 2014, cuyo reinado abarcó incluso hasta la UE como demostración de su dictadura mundial. Con más competencia por ganar clientes pero tomando topes como referencia en las tarifas, síndrome del acaparamiento de los recursos en telecomunicaciones que no hacen esperar otra cosa más que una batalla entre los grandes empresarios enriquecidos por la complacencia social. Con más televisiones digitales para que los ciudadanos puedan ver el sometimiento en una mejor resolución y así en cada infomercial nuestro presidente luzca como la estrella de rock que pretende ser. Con un nuevo nombre para el programa social que premia la ignorancia y la mediocridad haciendo de éste un país más derrochador, conformista y endeudado.

Parecen tan claras las muy buenas consecuencias de las reformas que han entrado ya en vigor. Tan claras como nuestros ríos contaminados. Envueltas y respaldadas por los intereses políticos y empresariales de aquellos que buscan repartir lo que queda del botín antes de que este país se vea colapsado por el propio peso de su sistema que ya no puede con tanta carga extra producto de la ambición de unos cuántos aunque no precisamente para un desarrollo homogéneo ni la supervivencia de la clase media.

Será este el año en dónde se vea reflejado cada error cometido durante el primer bienio presidencial. Peor aún, no tenemos una raíz fuerte por lo que podemos ser arrollados en cuánto vengan las olas mundiales para sacudir la economía. No hemos comprendido la ausencia de un plan estratégico que involucre no sólo la impresión de más papel moneda para financiar los promesas de nuestros candidatos electos sino que vaya más allá y se acople a nuestro contexto actual.

Podemos hacer mucho en un año dónde quizás la mayoría comience a entrar en pánico. Porque mientras tengamos crisis, tendremos las oportunidades de ver salir a la luz a los verdaderos genios. No a aquellos con diplomas y demás papelitos de alguna universidad prestigiosa. Porque la escasez llegará para arrebatarle a muchos lo poco que tienen, pero será tan sólo una transferencia dónde los mejor educados financieramente podrán comenzar a ver los primeros frutos de una cosecha abundante y próspera.

Si tienes poco no te refugies en ello pues las catástrofes serán muchas pero también las oportunidades en éstas mismas. Edúcate pero no en la escuela. No en el sistema que nos ha mostrado como nuestros brillantes genios egresados de Harvard fallan una y otra vez. La educación financiera será para este año no la mejor arma sino la única que podrá salvarte de lo que se viene. Porque el 2015 es tan sólo el principio de un largo final. Que el final sea trágico o glorioso... tú lo decides.



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